¿Cómo se elaboran los vinos blancos?
La denominación “vino blanco” abarca una gran variedad de estilos, sabores y también de tonalidades que van desde los amarillo pálido hasta los verdosos y también los más concentrados y evolucionados que se aproximan a los tonos ámbar.
Por lo general, cuando se hace referencia a esta categoría en nuestro país se alude principalmente a vinos obtenidos a partir de variedades blancas como la Sauvignon Blanc y Chardonnay, entre las más tradicionales, o Torrontés y Riesling, para nombrar algunas menos convencionales. Pero también existen los denominados blanc de noir, es decir, aquellos que se obtienen a partir de una uva tinta.
Los pasos del proceso son esencialmente los mismos que los seguidos al elaborar vino tinto. Luego de cosechar los frutos se realiza el trabajo de despalillado, que consiste en apartar el escobajo y las hojas de los granos. A continuación se procede al estrujado, por el cual se obtiene el jugo con cuidado de no aplastar los elementos sólidos de las bayas, como los hollejos y las semillas, ya que esto transmitiría un sabor amargo que se quiere evitar. Luego, de acuerdo al estilo de vino que quiera obtenerse, puede hacerse una maceración del jugo junto a la pulpa y los hollejos, lo que dará como resultado un mayor cuerpo y aromas. En el caso de vinos más ligeros se omite esta instancia y se pasa al prensado del material sólido para así obtener el mosto que, a través de la fermentación y el agregado de levaduras, se convertirá en vino.
Algunos procesos de fermentación se realizan en barricas de roble francés, como en el caso de Colección Rutini Gewürztraminer, con cuatro meses de crianza en estos recipientes de madera, lo que da como resultado un vino de mayor cuerpo y complejidad en sus aromas. En cuanto a la maduración, es importante recordar que ésta puede hacerse en tanques de acero inoxidable o bien en barricas de roble. Luego el vino es estabilizado a bajas temperaturas y se filtra para, finalmente, ser embotellado.
Los vinos jóvenes saldrán más inmediatamente al mercado, a diferencia de otros que podrán tener estiba en botella durante algún período antes de que sus tonos amarillos, verdes o dorados despierten los sentidos de los consumidores y den lugar al disfrute.