Descanso otoñal

Descanso otoñal
Descanso otoñal

Pasados ya los trajinados días de vendimia, las fincas se tiñen de colores cálidos: ocres, anaranjados y amarillos comienzan a predominar sobre el telón de fondo de la Cordillera de los Andes, con sus escarpadas paredes de piedra.

La viña percibe el descenso de las temperaturas y se prepara para el descanso, migrando los nutrientes desde las partes anuales, como las hojas que se caerán con la llegada del otoño, a las partes permanentes tales como los troncos y raíces primarias, que afrontarán las siguientes estaciones. Así, luego de la cosecha – con todo el gasto energético que significó producir y llenar racimos-  las plantas ralentizan su metabolismo y se preservan hasta que una nueva temporada cálida las invite a dar nuevos frutos, en un ciclo renovado.

A medida que pierden sus hojas, comienza el momento de realizar nuevos trabajos. Es así que en los meses posteriores a la cosecha, se llevan a cabo labores como la intervención con aportes nutricionales, las tareas de riego y la aplicación de mulching para mejorar la estructura del suelo para la siguiente temporada. 

El aporte nutricional será de gran ayuda para el nuevo ciclo -que comienza con el crecimiento de raíces y la brotación – dado que la planta lo inicia sin hojas funcionales, es decir, sin la capacidad de procesar los nutrientes. Hasta que los brotes que alcancen por lo menos los 15 ó 20 cms, la vid debe valerse de la reserva de nutrientes almacenada en el ciclo anterior.  

Las tareas de riego que se habían interrumpido previo a la cosecha procurando la concentración de taninos y polifenoles, se retoman en esta etapa, así como las labores tendientes a preservar el suelo. Buscando siempre trabajar cuidando la naturaleza, se realizan tareas como la aplicación de una capa de orujo que le permita al suelo hacer frente a las nuevas condiciones del ciclo que se avecina. 

Ya está con nosotros el otoño. Los días se hacen más frescos y el cielo en Tupungato es limpio e inmenso. La naturaleza se prepara para el receso tan merecido, las vides comienzan a adormecerse pero nuestro trabajo sigue, resguardando ese prometedor descanso para que los mejores frutos nos den el mejor vino.